En las verduras y frutas se halla el gran secreto para la belleza de la piel. Su consumo constante aporta un importante volumen de vitaminas y minerales, que se puede complementar con sus diversas aplicaciones para lucir un cutis sano e hidratado.
La forma correcta de aplicar las mascarillas es con movimientos rotativos siguiendo la dirección de los músculos de la cara y siempre hacia arriba.
Al seleccionar la mascarilla debe tener en cuenta si quiere hidratar, purificar o exfoliar la piel. El tiempo ideal de aplicación es de 10 a 15 minutos.
La mascarilla de papaya se recomienda para piel normal y grasosa. Es humectante y exfoliante. Se prepara una mezcla suave con la pulpa y se aplica en la cara y cuello.
La mascarilla de manzana es especialmente beneficiosa para pieles con acné. Se prepara una mezcla con la pulpa de la fruta (manualmente o en la licuadora).
Para piel grasosa o normal se recomienda la mascarilla de pepino; es refrescante y humectante. Pele el pepino y córtelo en rebanadas muy finas o tritúrelo en la licuadora.
La mascarilla de miel y limón es ideal para limpiar y balancear los niveles de aceites naturales de la piel. Caliente levemente el zumo de limón y mézclelo con cuatro cucharadas de miel. Se aplica sobre el rostro por unos cuentos minutos y se retira con agua tibia.
La vitamina C es importante por su función cicatrizante. Presente en los frutos cítricos: naranja, limón y mandarina.
La vitamina A tiene efectos coagulantes. Se encuentra en la zanahoria y en vegetales o frutos de color rojo, como el repollo morado.
No hay nada más difícil y a la vez placentero que escuchar una suave voz querida llamándote “abuelita”. Es signo de que ha pasado el tiempo, pero también de que algo bueno has hecho, algo que te llena de ternura. Cuando llegan los nietos descubrimos que hay más amor en nuestros corazones de lo que jamás habíamos imaginado. El corazón rebosa con la voz de los nietos llamándonos cuando nuestros hijos nos los traen a casa. Pensábamos que el amor de madre era el más sublime, y el de mayor intensidad posible… pero cuando nuestros hijos llegan con nuestros nietos, nos encontramos con que ese ser diminuto recién llegado nos roba el sueño noche y día, y sólo queremos verlo crecer entre nuestros brazos. Como madre, has sido la mejor madre que supiste ser: lo diste todo por tus hijos, también todo tu corazón. Pero como madre, también tenías tus miedos, criabas a tus hijos con la constante preocupación de que les vaya a pasar algo malo a los hijos, que no se vayan a enfermar y que...
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